Eric Palma, abogado e historiador: “Que los estudiantes de Derecho UCSH entiendan que los DDHH son un elemento constitutivo del ejercicio de la profesión es un aporte de esta Universidad al país”
En el marco del VI Congreso Internacional de Derechos Humanos UCSH, el doctor en derecho e historiador Eric Palma presentó la ponencia “Actas Constitucionales de 1976 y proyecto de nueva constitución: lecciones del constitucionalismo histórico”.
“Este Congreso tiene un doble valor, primero en lo que se refiere al cuerpo de profesores, pues los derechos humanos no son un tema recurrente en la discusión entre los abogados en Chile, cuya cultura política y jurídica es débil en esta materia, no son precisamente el gremio que impulsa y recrea, por el peso que tienen los litigantes en el diseño de las mallas curriculares, está únicamente reservado al capítulo de un curso de Derecho Constitucional, así de poco significativo”, explica Palma.
Por otro lado, e¿l académico releva la existencia del Congreso para la formación de los estudiantes de la UCSH, especialmente porque la historia de los DDHH tiene en el Cardenal Raúl Silva Henríquez a un personaje y una consecuencia política de enorme relevancia. “Que los estudiantes de esta facultad entiendan que los DDHH son un elemento constitutivo del ejercicio de la profesión es un aporte de la Universidad al país, genera una cultura de respeto, de interés por conocer la temática, de aquí saldrán varios especialistas en DDHH y eso sin duda es una buena noticia”.
¿Cómo definiría el actual proceso constituyente desde la perspectiva histórica?
Para hacer una evaluación del momento constituyente que estamos viviendo, hay que tener a la vista que el pueblo de Chile está ejerciendo un derecho, reconocido en el derecho internacional, que se llama Derecho de Autodeterminación de los Pueblos (también llamado Derecho de Libre Determinación), que significa que un país está facultado para definir autónomamente su régimen social, político, jurídico, económico y cultural y eso se aplica a la sociedad chilena en su conjunto”, explica el académico.
Si se aplica este derecho para comprender el momento histórico, Palma enfatiza en el hecho de que siempre han sido otros poderes, o la élite, los que ha monopolizado la decisión de cómo construimos nuestra sociedad. Lo novedoso del momento que estamos viviendo es que por fin estamos ejerciendo nuestro derecho de autodeterminación y que lo ejercemos además como una fórmula para resolver un conflicto que se nos estaba escapando de las manos (el conflicto que se abre en octubre), lo cual muestra el alto grado de civilización política y democrática de la sociedad chilena.
¿Cómo analizaría el clima político a dos semanas del plebiscito de salida?
Tenemos dos posibilidades: una es quedarnos en la campaña mediática que han instalado aquellos sectores que se han opuesto a este proceso; cuando escribamos la historia de este periodo, va a ser un capítulo bien vergonzoso, porque se escribirá la historia de cómo es que se instaló una campaña que tergiversó, mintió y que instaló a la población en confusión respecto del proceso constituyente.
Si uno cree o siente que los medios de comunicación del oligopolio van a realizar con éxito esta operación de encubrimiento y engaño, podríamos pensar que el escenario va a ser muy complicado porque aquel que obtenga la victoria política, la va a obtener sobre una práctica política poco leal, e instalar la deslealtad en la política, daña tremendamente la política, hace que las personas desconfíen del sistema democrático, de la opinión pública, de la prensa.
Palma tiene la impresión de que, tal como ocurrió durante el proceso en meses anteriores, los movimientos sociales podrán neutralizar esta campaña de la desinformación. ”Confío en que seremos capaces de levantar los medios de comunicación alternativos, porque lo que está en lucha hoy es la capacidad del pueblo de Chile de informarse, por eso es tan hermoso ver filas de personas esperando recibir un ejemplar de la propuesta constitucional, porque si las personas se informan directamente, toda esa campaña pierde sentido. A juicio del historiador, el gran defecto de la campaña de desinformación “es que no consideraron el real interés de las personas en el proceso”.