Si bien dos de los cuatro aspirantes son académicas, Rosa Devés, vicerrectora de asuntos académicos de la Casa de Bello, es quien suma más bonos para transformarse en la primera mujer en liderar la tradicional casa de estudios. En las próximas semanas se hará el llamado oficial que suma otros a tres contendores: Kemy Oyarzún, Sergio Lavandero y Eric Palma.

Tras dos períodos y en total ocho años con el médico cirujano Ennio Vivaldi como rector, la Universidad de Chile se apresta a un cambio de timón. En las próximas semanas se hará la convocatoria oficial para las elecciones de rectoría, aunque la carrera ya comenzó e incluye a una mujer, bisnieta de Arturo Alessandri Palma, que busca hacer historia como la primera en alcanzar el máximo cargo de esta sede.

Según el reglamento general de la Casa de Bello, la convocatoria a elecciones de rector se debe realizar con al menos 90 días de anticipación al término del período de quien está en ejercicio. Vivaldi culmina su periodo en junio, por lo que el primer llamado se debe realizar en marzo, para que el proceso se desarrolle en mayo.

Quienes aspiren a la rectoría deben adjuntar el patrocinio de treinta académicos integrantes del claustro elector y, de ellos, al menos cinco tienen que ser titulares, pertenecientes a igual número de facultades o institutos dependientes de rectoría. Los profesores, a su vez, tienen distinta ponderación en sus votos, dependiendo de sus horas académicas semanales.

Y aunque aún restan algunos días para las formalidades del proceso, los cuatro nombres de quienes aspiran -hasta ahora- al sillón de máxima autoridad de la tradicional casa de estudios ya están más o menos claros, con historias que han cruzado más de una vez sus caminos por la formación de sus candidatos. Y, por cierto, aunque marzo será decisivo, en la interna de la casa de estudios ya se apuesta preliminarmente por dos nombres.

 

Devés y Lavandero parten con ventaja

Dicen quienes conocen la interna de la U. de Chile que el nombre de Rosa Devés Alessandri es el que suena con más fuerza para suceder a Vivaldi. La actual vicerrectora académica -quien llegó al cargo de la mano con Vivaldi- estudió bioquímica en esa misma universidad, es doctora en bioquímica (University of Western Ontario, Canadá) y desde 2003 es miembro correspondiente de la Academia Chilena de Ciencias. Fue prorrectora entre 2010 y 2014, y anteriormente directora de postgrado y postítulo. Desde 1980, además, es profesora de la Facultad de Medicina, donde enseña biofísica y realiza investigación de fisiología celular.

“Estoy comprometida con la generosa solicitud de un grupo diverso y transversal de académicas y académicos -más de 200- de distintas facultades e institutos, que me han propuesto encabezar un proyecto colectivo como candidata a la rectoría”, expresa la sobrina nieta del expresidente Jorge Alessandri Rodríguez y bisnieta de Arturo Alessandri Palma, aludiendo una misiva que le hicieron llegar sus pares a fines del año pasado, proponiéndole competir para el cargo.

Personas ligadas al quehacer de la casa de estudios cuentan que Devés no estaba segura de asumir la candidatura, pero que la masiva adhesión de mujeres que firmaron la carta fue fundamental para terminar de convencerla, con Alejandra Mizala, una de las académicas más respetadas de toda la universidad, respaldándola. Esa, agregan las mismas fuentes, fue una señal potente.

Por otro lado, Sergio Lavandero fue el primero en confirmarse como candidato. El químico farmacéutico y doctor en bioquímica se define como hijo de la educación pública (estudió en el Instituto Nacional y se formó en la U. de Chile) y de los ideales de Andrés Bello. Dicen quienes lo conocen que dentro del círculo de los académicos con quien se desenvuelve se definen como academicista y excelentista.

“Durante más de un año y medio participo en una gran comunidad transversal de académicos de distintas facultades e institutos, que se reúne para pensar, dialogar y proponer nuevas ideas y acciones para darle un nuevo rumbo a nuestra universidad”, cuenta Lavandero, académico de la Facultad de Ciencias Química y Farmacéuticas y, tal como Devés, de Medicina.

En los casi 180 años de vida de la Casa de Bello, el sillón de la rectoría ha sido ocupado solo por hombres. “Resultar elegida lo visualizo como el privilegio de abrir la puerta para que muchas otras mujeres lideren en esta y otras universidades, y cumplan con una tarea tan noble como desafiante”, señala Devés. Y agrega: “También nos desafía a lograr mayor igualdad de género en la cultura institucional y a proyectar este desafío hacia el sistema universitario en su conjunto”.

Y si bien su candidatura tiene aires de continuidad -por su cercanía con Vivaldi- aseguran sus cercanos que también tiene un giro transformador. “A partir de la experiencia en distintos ámbitos del quehacer universitario, es necesario servir a la universidad con un liderazgo compartido y articulador, que fomente una cultura universitaria que, fiel a su espíritu crítico esencial y sin renunciar al rigor con el que cultiva el conocimiento, también acompañe y acoja a todos sus integrantes”, asevera la académica. También, se explaya, la compromete “la responsabilidad frente el país, la educación pública y la sociedad en tiempos de cambio”.

Lavandero, quien actualmente es senador universitario, ha dicho que en marzo presentará su programa y el equipo que lo acompañará en el desafío. “La tarea primordial de mi equipo de trabajo se concentrará en acentuar sus fortalezas (de la universidad), que son muchas, y enfocarse en las urgentes y profundas transformaciones académicas y de gestión que se requieren para que siga siendo la institución pública líder que anhelamos para nuestro país”, expone, antes de asegurar que su rectoría será inclusiva, plural, “no sujeta a partidismos sino a la calidad profesional y el compromiso con la universidad”.

Cuando el también vicepresidente de la Academia Chilena de Ciencias oficializó su deseo de aspirar a ser la máxima autoridad universitaria, habló de una ‘rectoría transformadora’. “Nuestra universidad no se debe quedar en el pasado y en mantener sus rutinas, necesitamos innovar y modernizar su gestión”, explica. Para ello, asegura, quiere crear la primera vicerrectoría de Igualdad de Género, Inclusión y Diversidad.

¿Qué opina Lavandero sobre la gestión del saliente Vivaldi? “Valoro su interés en representar públicamente a nuestra universidad y nos comprometemos a reforzar esa línea de trabajo con mayor énfasis”. Y aunque no se compara directamente con el actual rector, dice que concibe su futura rectoría “como un tejido social que trascienda los personalismos, con un trabajo en equipo que favorezca visiones sistémicas y plurales”.

 

Palma y Oyarzún, también

Devés y Lavandero no son los únicos en carrera. También están Eric Palma, abogado, magíster en Historia, doctor en derecho (U. de Valladolid), diplomado en derecho de consumo por la misma universidad y diplomado en docencia y gestión universitaria de la Umce. El académico de la facultad de Derecho ha sido senador universitario y fue asesor de la Lista del Pueblo y representa, dice, a una candidatura independiente, “sin colores políticos ni colectivos en particular, que nace del seno de los académicos autoconvocados”. En este contexto, de hecho, se planteó la posibilidad de tener más de una alternativa y en su momento Flavio Salazar levantó su precandidatura, pero luego aceptó el llamado para ser el nuevo ministro de Ciencias de Gabriel Boric.

¿Qué motiva a Palma a aspirar ahora a ser rector de la Casa de Bello? “Las circunstancia histórica que vive el país muestra que es posible también pensar en una U. de Chile que participe activamente, apoyando la etapa de construcción que viene y poner a la universidad al servicio del país”, expone. Por otra parte, dice, su gran aspiración como candidatura es motivar nuevamente a los profesores que se han “desencantado” y dejado de participar.

Palma asegura que para evaluar la gestión de Vivaldi hay que poner en contexto el tema el financiamiento de las universidades estatales, lo que cree trae limitaciones que terminan “impactando negativamente a las rectorías”, pero también plantea que se han cometido “algunos errores o desaciertos en la gestión interna del poder”.

Sobre Devés, a pesar del carácter histórico de posible primera mujer rectora, asegura que representa continuidad, aunque no desconoce sus méritos académicos. “Lleva vinculada a la gestión mucho tiempo, ya ha estado en posiciones de poder y con capacidad de influir. No es un buen ejemplo de lo que podría ser una gran novedad”.

También surgió como candidata Kemy Oyarzún, la otra mujer en carrera y quien, asegura, lleva años trabajando en transformar a la Casa de Bello. Ella es académica de la facultad de Filosofía y Humanidades, doctora en filosofía (U. de California, cuando vivió en el exilio) con un enfoque feminista, ex presidenta de la Asociación de Académicos de la Universidad de Chile y senadora universitaria. En marzo recibirá la condecoración al Mérito Amanda Labarca por parte de la actual rectoría de la U. de Chile. “Pensé que mi candidatura, la que me pidieron un conjunto de académicos, estudiantes y funcionarios, era momento de dar señales, que una feminista llegue a ser rectora...”.

Ya sea ella o Devés, el hecho de que hayan dos mujeres en carrera la llena de orgullo y para qué decir que una de las dos gane. “Sería una extraordinaria señal para un cambio fundamental, en el sentido profundo de lo que creemos que es la democracia. Hemos dado una señal fuerte de que sin mujeres no hay democracia, a pesar de todas las resistencias que han existido”, asevera. Y dice además que su género tiene “todas condiciones para dirigir una democracia del nuevo tipo”.

Oyarzún asegura que su gran anhelo es una ‘convención programática’ para discutir el contexto de las candidaturas, porque se están “jugando una nueva manera de ver la universidad” y que dependiendo de lo que ahí resulte, no descarta que luego quede “una, dos o tres candidaturas”, porque “más que instalar mi nombre, el de Eric, Lavandero o el de Devés, lo que interesa es instalar que participen todos”. Esto lo ejemplifica con el hecho de que no todos los profesores tienen la misma ponderación a la hora de votar: Algunos, incluso, solo tienen 1/8 de sufragio. “Esto no puede ser, si Chile ha demostrado lo contrario”.